14 Oct Barbastro Cuna y corona: visita la ciudad de la mano de Petronila de Aragón.
Este mes de octubre, celebramos en la ciudad un hecho histórico que cambiaría la historia de España: los esponsales de la reina Petronila de Aragón con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV.
Para quien desconozca la expresión, los “esponsales” son una promesa de matrimonio entre dos personas de una manera formalizada por escrito y carácter ceremonial. En el caso que nos ocupa, y dada la importancia de los implicados, este acto supuso una auténtica fiesta en Barbastro.
https://www.barbastrocunaycorona.es/
Barbastro, cuna y corona: el homenaje
En el año 2014, la Asociación de Empresarios de Somontano de Barbastro ( www.aeb.es ) y TamTam Comunicación pusieron en marcha el proyecto “Barbastro, Cuna y Corona”, centrado en la divulgación de los esponsales de la reina Petronila. Desde entonces, cada año recrean este acto histórico en la plaza de la Candelaria, en pleno barrio del Entremuro, lugar en que se firmaron dichos acuerdos de casamiento.
Junto con el mercado medieval, con productos artesanales de la zona, y las representaciones teatrales que narran los hechos históricos aquí explicados; los comerciantes se visten de época, los cuentacuentos llenan las calles y los talleres nos muestran las maneras de trabajar del medievo.
Cada año se buscan innovaciones que hagan el fin de semana más completo y atractivo, buscando siempre que el visitante disfrute de las jornadas tanto como las disfrutamos los vecinos de Barbastro: muchos somos los que nos disfrazamos de época para acompañar los actos y así aumentar el realismo y la estética que se utilizaba entonces.
¿Pero por qué fueron tan importantes estos esponsales?
La mayoría de los historiadores consideran este acto como el principio de la Corona de Aragón, que a la postre sería uno de los reinos más importantes del mundo conocido.
La muerte sin descendencia del rey aragonés, Alfonso I el Batallador, abre una situación sucesoria insólita: el rey había testado para dejar “heredero y sucesor” del reino de Aragón a las órdenes militares y religiosas del Sepulcro del Señor, el Hospital de los Pobres y al Templo de Salomón. Debido a la dificultad del cumplimiento de este testamento y la poca aceptación entre la nobleza, es su hermano Ramiro, que había sido elegido obispo de Barbastro-Roda en agosto de ese mismo año, quien se ve en la obligación de ocupar la Corona.
Sin embargo, Ramiro II no ansiaba para nada el trono de Aragón. Se había educado y criado en la vida monacal durante toda su vida y no quería reinar, pero tampoco quería que se desmoronase el reino, por lo que buscó la manera de solucionar la cuestión sucesoria en el menor tiempo posible y pasar el testigo a alguien que sí deseara el puesto. De tal modo, renuncia a su condición eclesiástica, se casa en Jaca el 13 de noviembre de 1135 con la noble francesa Inés de Poitou, y un año después nace la infanta Petronila.
El matrimonio entre Ramiro II e Inés de Poitou sólo tenía un propósito: proporcionar un linaje de sangre a la casa de Aragón. De hecho, se comenta que uno de los motivos de escoger como esposa a Inés (quien era viuda) fue el hecho de que había tenido hijos anteriormente, y por lo tanto estaba probada su fertilidad. Tanto debió ser así el motivo del matrimonio que, tras el nacimiento de Petronila, la madre regresó a Francia sin saberse demasiado de ella desde entonces.
Con Petronila como descendiente, Ramiro II tenía un nuevo problema: por su condición de mujer, ella no podría reinar. Aunque sí transmitir el linaje familiar. Aquí es donde entran los esponsales firmados en Barbastro.
Unas condiciones especiales: “el matrimonio en casa” altoaragonés
Para poder eludir su reinado y retirarse de nuevo a una vida tranquila, Ramiro II decidió comprometer a Petronila, de tan solo un año de edad, con el digno conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, y además hacerlo mediante un contrato de esponsales un tanto especial: el “matrimonio en casa”
Esta peculiar forma jurídica del derecho consuetudinario altoaragonés, implica que el marido se adscriba a la familia de la esposa, convirtiéndose así el conde en un miembro más de la Casa de Aragón, de su linaje y de su patrimonio. Si Petronila tenía hijos, estos serían reyes de Aragón; si moría sin descendencia, Berenguer recibiría la casa con todo el derecho y los hijos de otros matrimonios serían dueños del viejo reino.
De esta manera, con los esponsales firmados, Ramiro II se retiró, probablemente al monasterio de San Pedro el Viejo de Huesca, y Ramón Berenguer IV se convirtió en administrador del reino de Aragón con plenos poderes, únicamente cuestionados, si hubiera sido necesario, por el rey Ramiro.
La descendencia de Petronila: la Corona de Aragón
La boda de doña Petronila con Ramón Berenguer IV se celebró trece años más tarde en Lérida, en el mes de agosto de 1150, al alcanzar la reina la edad requerida por el Derecho Canónico para poder consumar el matrimonio, catorce años. Siete años después nacería el primogénito de la pareja y legítimo rey de la Corona de Aragón: Alfonso II. Tras él, nacerían tres varones más, con lo que la cuestión sucesoria había quedado solucionada.
Ramón Berenguer IV, como príncipe de Aragón y con la potestad del reino, gobernó satisfactoriamente hasta su fallecimiento en 1162, sin haber sido rey, pero cuidando la Casa de Aragón como propia y habiendo conseguido numerosas alianzas que a la postre serían importantes para la Corona. Tras su muerte, Petronila ejercería de reina regente hasta abdicar dos años más tarde en su hijo Alfonso II, rey de Aragón y conde de Barcelona, primero de la denominada Corona de Aragón.
Al finalizar su regencia, Petronila se retiraría durante 10 años entre Barcelona y el condado de Besalú (Gerona), alejada de la vida política, muriendo en la ciudad condal el 13 de octubre de 1173.
La ruta turística del Barbastro de Petronila
En el siguiente enlace: https://barbastrocunaycorona.es/petronila-de-aragon/la-ruta-turistica/ dispones de una ruta turística para conocer la ciudad de Barbastro en el contexto de la primera mitad del siglo XII, cuando sucedieron estos hechos, no tan lejanos del nacimiento de la ciudad, fundada en el siglo IX por Jalaf Ibn Rasid y que fue escenario en 1064 de la primera Cruzada fuera de Tierra Santa, conquistada por Sancho Ramírez. Pero aquello duró poco y no fue hasta el año 1100 cuando Pedro I, tío de la pequeña reina, la recuperó de forma definitiva para la cristiandad. Treinta y seis años después, cuando nace Petronila, Barbastro se recuperaba de los años de guerra y se convertía en sede episcopal.
Este sábado 16 de octubre anímate a venir a ver una de las fiestas más visuales, educativas y culturales del calendario, ¡con el trasfondo del nacimiento de un reino! En el siguiente enlace encontrarás alojamiento para poder disfrutar del fin de semana completo: https://barbastroturismo.com/donde-alojarse/
¡Te esperamos!